Una década ha transcurrido desde que los restos del renombrado poeta chileno y premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, fueron exhumados de su morada en la costa de Chile, en el municipio de Isla Negra, donde residía. A pesar de este lapso, persisten las interrogantes sobre las circunstancias de su muerte, la cual ocurrió tan solo 12 días después del golpe militar liderado por Augusto Pinochet en 1973.
Pablo Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973, pocos días después del golpe que derrocó al gobierno de Salvador Allende, su íntimo amigo. La muerte del poeta en una clínica de Santiago, mientras esperaba viajar a México, dejó en su estela una serie de incógnitas que hasta hoy continúan intrigando a muchos.
En 2011, el Partido Comunista de Chile, al que Neruda perteneció, presentó una querella en respuesta a las revelaciones del exchofer del poeta, quien afirmó que Neruda experimentó un deterioro abrupto de su salud después de recibir una sospechosa inyección en el abdomen. Esta querella fue el punto de partida de un camino que llevó a la exhumación de los restos dos años después.
Una Investigación Minuciosa
Los primeros análisis forenses realizados en 2013 no lograron identificar rastros de veneno en los restos de Neruda. Sin embargo, un informe posterior, emitido en 2017, puso en evidencia la presencia de la bacteria ‘Clostridium botulinum’ en una muela, un microorganismo capaz de desencadenar el botulismo, una enfermedad letal para los seres humanos.
Aunque aún no se ha obtenido una confirmación oficial sobre la posible intoxicación del poeta, la jueza a cargo del caso, Paola Plaza, posee en sus manos un tercer informe forense que considera «definitivo» para esclarecer las circunstancias de la muerte de Neruda.
La familia del poeta, bien informada acerca de los pormenores de la investigación, espera que este tercer informe revele que «la bacteria ‘Clostridium botulinum’ no debió estar presente en los restos de Neruda».
En febrero pasado, Rodolfo Reyes, sobrino del poeta, anticipó que los expertos detrás del tercer informe concluyeron que la bacteria «no penetró en el cuerpo de Neruda desde su interior ni se encontraba alrededor de su ataúd», sino que ya estaba presente antes de su fallecimiento.
Víctima del Golpe Militar
Francisco Etxeberria, uno de los médicos forenses que participó en la exhumación y análisis de los restos de Neruda, considera que independientemente de si fue envenenado o no, el poeta debería ser reconocido como una «víctima del golpe militar de 1973».
Etxeberria subraya que, junto a sus afecciones preexistentes, el estrés resultante del golpe de Estado, el suicidio de su amigo Salvador Allende y la situación política afectaron profundamente al poeta. «El golpe puede ser el factor determinante que precipitó su muerte», expresa.
Hoy, a una década de los esfuerzos por desentrañar la causa de su fallecimiento, Pablo Neruda yace en el mismo lugar donde fue exhumado, cerca de las olas del mar contra las rocas, siguiendo su deseo expresado en vida: «Compañeros, enterradme en Isla Negra / frente al mar que conozco, a cada área rugosa de piedras / y de olas que mis ojos perdidos / no volverán a ver». La búsqueda de la verdad sobre su partida continúa, dejando una huella imborrable en la historia literaria y política de Chile.